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Dividita Menso: esperanto, "Dividida Mente" traducido al castellano y en griego "σχίζειν φρήν" o /schizein phrēn/. Intendo acercarnos a "La visión del mundo en la esquizofrenia: Del análisis ateórico a la comprensión teórica" y a todo lo que la rodea.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Dilemas Morales Personales vs No-Personales

Extracto de la tesina: "Esquizofrenia y Cognición Social: Estudio sobre Teoría de la Mente en Esquizofrenia Paranoide". (Imágenes @ http://cognitivephilosophy.net)

“Un tren descontrolado avanza a toda velocidad por los raíles. Si usted no hace nada, arrollará a su paso a un grupo de 10 personas, causándoles a todos una muerte segura. Por suerte, tiene la opción de actuar: si mueve la palanca del cambio de vía que tiene a sus pies, el tren derivará por una vía lateral. Lamentablemente, en esa vía lateral hay dos personas que también morirán irremediablemente si el tren pasa por encima. ¿Qué decisión tomaría? Si no hace nada, 10 personas morirán con toda seguridad. Si actúa, 2 personas perderán la vida a cambio de salvar a las otras 10”.


¿Qué decisión tomar? Si no hacemos nada, 10 personas morirán con toda seguridad. Si actuamos, 2 personas perderán la vida a cambio de salvar a las otras 10 de su destino fatal. La de desviar el tren es una acción que debe ser meditada, pero, ¿es correcta moralmente? Este dilema es el conocido como el “Trolley problem”.

El dilema es clásico en la filosofía de la ética y la moral. En la tradición utilitarista, el fin justificaría a los medios, y en el análisis lo importante es el resultado de las consecuencias de los actos (o los no actos), de forma que un utilitarismo estricto nos diría que debemos salvar a 10, aunque haya que sacrificar a 2 personas.

Sin embargo, los filósofos deontologistas, creen que las personas debemos guiarnos por una serie de principios y obligaciones generales, como el 5º mandamiento de la Iglesia Católica “No matarás”. Sería por lo tanto una moral basada en las acciones, más allá de las consecuencias derivadas de ellas. Así, los filósofos que siguen esta corriente, elegirían la opción de no actuar, de forma que no dañaran directamente a las 2 personas que hay en la otra vía, pese a que con su no actuación conducirían indirectamente a las otras 10 a una muerte segura.

Pero, más allá de cómo debemos comportarnos, está el cómo lo hacemos. La psicología ha tratado de estudiar cómo nos comportamos ante estas situaciones. El hecho de que nuestro comportamiento sea utilitarista o deontologista diría mucho sobre cómo nos comportamos en sociedad y mejoraría nuestra comprensión sobre la cognición social.

Para ello se han creado versiones diferentes del dilema, de forma que, las variaciones en el mismo predigan el comportamiento de las personas ante él. Así, por ejemplo, se ha documentado en numerosos estudios que las personas son utilitaristas cuando para actuar hay que pulsar una palanca o un botón, pero no cuando para salvar a dos personas tienen que sacrificar a una empujándola contra los raíles del tren (Cushman, Young, y Hauser, 2006; Greene y Nystrom, Engell, Darley, y Cohen, 2004; Greene, Sommerville, Nystrom, Darley, y Cohen, 2001; Koenigs, Young, Adolphs, Tranel, Cushman, Hauser, y Cols., 2007; Mikhail, 2007; Petrinovich, O’Neill, y Jorgensen, 1993; Valdesolo, y DeSteno, 2006). Esta modificación de el “Trolley Problem”, llamada “The Footbridge Case” fue introducida por (Foot, 1967; Thomson, 1976)


Joshua D. Greene (2001), demostró que cuando los sujetos se enfrentan a escenarios “impersonales” como el caso en el que hay que pulsar una palanca, provocan unos patrones de activación neural característicos relacionados con el razonamiento deliberado. Mientras que, las situaciones “personales” activarían áreas cerebrales asociadas a la emoción y la cognición social.

Siguiendo al mismo autor, la clasificación que se ha usado en estas investigaciones ha sido la de “acciones morales personales” que son aquellas que suponen “una carga emocional, y se definen como aquellas que podrían razonablemente esperar que conduzcan a lesiones corporales graves a una persona en particular o un miembro o miembros de un grupo particular de personas, y que este daño no es el resultado de desviar una amenaza existente en una parte diferente (Greene, y Cols., 2001), mientras que las acciones que no cumplan estos criterios serán consideradas “acciones morales impersonales”.

Este mismo autor, en el año 2004, demostró que los patrones característicos de activación en los casos “impersonales” también pueden usarse para predecir la respuesta de los sujetos en otros dilemas que se ponen en situación la vida de una persona frente a las demás personas (Greene, y Cols. 2004)

J. Greene, presenta un modelo de procesos duales para la resolución de los dilemas morales, de forma que habría dos vías de procesamiento neural para ellos.

La vía “Cold” es aquella que se lleva a cabo con un procesamiento más lento, consciente y con mayor esfuerzo, sistema “cognitivo”, la cual se activa cuando nos enfrentamos a un razonamiento moral personal.

La vía “Hot”, por otro lado, sería más rápida e insconsciente, de forma que hay un menor esfuerzo, sistema “afectivo”, sería activado por las consecuencias (Greene, 2003; Greene, y Haidt, 2002; Greene, Nystrom, Engell, Darley, y Cohen, 2004).

Pese a que esta clasificación de los dilemas ha tenido una gran acogida dentro del campo, de forma que ha ilustrado a otros autores a seguir esta línea de investigación (ej. Killgore, Killgore, Day, Li, Kamimori, y Balkin, 2007; Koenigs, Young, Adolphs, Tranel, Cushman, Hauser, y Cols. 2007; Valdesolo, y DeSteno, 2006), La interpretación de los datos como procesos duales no ha estado exenta de crítica.

Así, Mcguire, Lagdon, Coltheart, y Mackenzie, en el año 2009, publicaron el artículo “A reanalisis of personal/impersonal distinction in moral psychology research”, en el cual analiza de nuevo los datos obtenidos por Greene, de forma que el autor afirma que tan solo una pequeña parte de los estímulos que eran presentados se pueden incluir dentro de su teoría de procesos duales.

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